Santiago de Chile, 9 de Abril 2011. (Radio del Mar. Pablo Biffi desde Lima para Agencias). Impecable traje gris, camisa blanca y corbata roja. El candidato presidencial nacionalista Ollanta Humala se plantó ante un grupo de periodistas de todo el mundo en una conferencia de prensa en la que intentó echar por tierra con todas las acusaciones que penden sobre candidatura: sus supuestos valores antidemocráticos, estatistas y enemigo de la libertad de expresión, que los otros cuatro aspirantes con posibilidades de pasar al balotaje han agitado en estos días. Y este Humala de hoy, tan distinto al de la campaña de 2006, parece haber salido airoso en base a definiciones categóricas, sin medias tintas, plantado con serenidad en un rol más de jefe de Estado que de candidato en campaña, favorito en todos los sondeos para pasar en primer lugar a la segunda vuelta del 5 de junio.
Dos definiciones que dio alcanzan para entender la diferencia entre este Humala “modelo 2011” y aquel de 2000 , cuando se levantó contra Alberto Fujimori en los Andes del Sur o el aspirante de 2006, indisumulado admirador del modelo bolivariano de Hugo Chávez.
“Yo respeto al presidente Chávez, como respeto al presidente Sebastián Piñera de Chile. Y reclamó de ellos el mismo respeto para mí y que no se metan en la campaña peruana, como yo no me meto en cuestiones internas de otros países”, dijo en referencia a los halagos que le regaló hace unos días el líder bolivariano y las críticas que lanzadas por allegados al chileno.
Pero fue más claro aún cuando le preguntaron si iba a aplicar en Perú un modelo similar al de Venezuela. Y ahí fue categórico: “El modelo venezolano no es aplicable en este país. Tenemos diferencias con ese modelo, porque yo no creo en la reelección presidencial , en el control de cambio para mantener el valor del dólar y somos defensores de la libertad de prensa”, dijo Humala, consciente además que la imagen del presidente venezolano no es de las mejores en Perú .
Poco antes, había dado un indicio de cómo ha entendido Humana los tiempos que soplan hoy en día. “Vamos a construir nuestro propio modelo, respetando la inversión privada y haciendo eje en la democracia con justicia social y redistribución de la riqueza. Por eso es que reconocemos a Brasil como ejemplo de país exitoso en todos los niveles, no sólo como una de las economías más grandes del mundo, sino como un país que ha construido un modelo exitoso en todos los aspectos”, dijo Humala, quien desde hace tiempo tiene en su círculo más íntimo asesores brasileños, ligados al Partido de los Trabajadores de Lula y Dilma.
También sobre el tema de la libertad de prensa y de expresión –un temor agitado por todos los medios peruanos–, Humala fue categórico. “Respetaremos la libertad de expresión y de prensa, como derechos inalienables. Es preferible una prensa crítica y fiscalizadora antes que sometida”, repitió en varias veces. Y cuando un medio argentino le preguntó si estaba a favor de la ley de medios de la Argentina, dijo: “No conozco la legislación de otros países como para opinar sobre eso”.
Por último, Humala intentó despejar otra incógnita que pesa sobre su programa de gobierno: la supuesta estatización de empresas, sobre todo las mineras o gasíferas. Allí, el aspirante nacionalista tampoco dudó: “Descarto tajantemente la estatización, porque defendemos la propiedad y el marco jurídico establecido. Sí creo que el Estado tiene que establecer políticas públicas que promuevan el desarrollo y la justicia social”.
Puede que Humala sea consciente de que, como él mismo admitió, “el mundo cambió y todos cambiamos” desde 2006. O puede ser que su discurso no sea más que una estrategia de campaña. El tiempo, si llega a la presidencia, será el encargado de develar el misterio.*****FIN*****
