25 - noviembre - 2024

PERU. Humala del discurso moderado, pero los mismos principios, puede ser el nuevo Lula de A. Latina

Santiago de Chile, 10 de Abril 2011. (Radio del Mar. Fuente: Agencias). El favorito electoral y primero en las encuestas deberá convencer a Perú de su viraje hacia posiciones templadas si quiere ser Presidente en Junio, a pesar de una biografía que incluye golpes de Estado e ideas racistas.

El ex militar nacionalista Ollanta Humala nació en Lima en 1963. El líder de Gana Perú procede de una familia en la que el padre en vez de cuentos prefería hablar a sus hijos de los levantamientos de esclavos contra los romanos, les daba charlas de formación en el marxismo a la vuelta del colegio y se definía -y define hoy día- como un «racista reivindicativo de la raza cobriza».

A Humala no han dejado de recordarle este pasado durante la campaña electoral que se cerró este fin de semana en Perú. Ni el suyo propio. Su levantamiento en armas contra el presidente Alberto Fujimori, el 29 de octubre de 2000, al frente de 69 reclutas, lanzó a la fama a este admirador de Charles de Gaulle que estudió en el Instituto de Altos Estudios para América Latina en La Sorbona de París.

El Comandante es el segundo de siete hermanos de una familia ayacuchana de tradición militar formada por Isaac Humala y Elena Tasso. Isaac fue militante comunista y es el ideólogo fundador del etnocacerismo, una doctrina que exalta el pasado incaico. Isaac les puso a sus hijos nombres como Pachacutec, Ima Sumac, Cusicollur o Antauro. El de Ollanta significa «el guerrero que todo lo mira».

Ollanta estudió en un colegio privado en Lima y entró al Ejército en 1982. Tras sortear la prisión por su asonada contra Fujimori, estudió Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica, donde también se licenció su esposa, Nadine, con la que tiene dos hijas. Reingresó al Ejército para pasar unos años como agregado militar en las embajadas en París y Seúl, hasta que lo dejó todo por la política en 2005, inspirado por Juan Carlos Mariátegui, el padre del socialismo peruano, y la doctrina de Juan Velasco, el militar y político que derrocó a Belaúnde Terry en 1968, nacionalizó el sector petrolero, puso en marcha la reforma agraria y ocupó la presidencia hasta 1975.

Un candidato polémico

Las polémicas posiciones de su familia y su militarismo han sido sus flancos más cuestionados por sus principales rivales, pero ya pocos le acusan de falta de experiencia tras su primer intento de ganar las elecciones presidenciales de 2006, cuando concurrió como el candidato de Chávez, una imagen que le pasó factura.

Su fuerte es el mensaje de moderación y de cambio, pero las clases medias y altas aún desconfían de sus intenciones. ¿Cuál es el verdadero Ollanta, el radical de hace cinco años o el moderado de esta última campaña? Algunos limeños zanjan esa inquietud con una frase: «Antes quería ser Chávez y ahora quiere ser Lula». Lo cierto es que Humala parece haber hecho el mismo viaje al centro que el presidente García hizo entre el nacionalismo de Estado durante su primer periodo (1985-1990) y el mandato pro economía de mercado que culmina en julio. También tiene propuestas que recuerdan al programa que el Nobel Mario Vargas Llosa presentó durante la campaña para las presidenciales de 1990, como la de desarrollar económicamente el Alto Huallaga, la zona cocalera donde la narcoguerrilla de Sendero Luminoso campa a sus anchas.

Y es que a diferencia de hace cinco años, cuando los peruanos le dieron la espalda frente a Alan García en la segunda vuelta ante el temor de que Humala importara el socialismo del siglo XXI, el aspirante de Gana Perú se ha afanado esta vez por dejar bien clara su distancia con el presidente venezolano y reiterar que respetará la empresa privada, los tratados de libre comercio y la independencia del banco central. Ha logrado incluso que las agencias de calificación financiera como Moody’s digan que aunque gane las elecciones, Perú mantendrá su solvencia financiera. El candidato también parece haber convencido a los votantes de su compromiso con la defensa de los derechos humanos, pese a que carga con una acusación jamás probada de abusos contra civiles durante la guerra contra el terrorismo que causó 70.000 muertos entre 1980 y 2000.*****FIN*****

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