Santiago de Chile, 1 de Mayo 2011. (Radio del Mar. Fuente: Entrevista de José Luis Quintana a Presidente Evo Morales para Rev. Página Siete).
Página Siete.- Una vez enterrado el 21060, ¿Bolivia se encaminará hacia el socialismo?
El 21060 está muerto. En temas de servicios básicos -el agua es ahora un derecho humano- tenemos un control total del Estado; en las tarifas de ENTEL bajamos los costos, en la electricidad igual, con la “tarifa dignidad”. Lo que queda, y yo lo dije hace unos dos años, son algunas leyes, como las de minería, forestal y otras.
Me dirán ustedes, ¿por qué no lo hizo en una primera gestión? Porque entonces no teníamos mayoría en el Senado y el año pasado la Asamblea Plurinacional tenía la responsabilidad de apoyar las leyes orgánicas por mandato del pueblo. No había mucho tiempo, pero ya llegó la hora y está en nuestros planes aprobar esas leyes, como decimos, para enterrar el 21060.
Página Siete.- Presidente, ¿habrá libertad de mercados? En el oficialismo, hay quienes dicen que no debería haber libertad de mercados’
¿Cuándo el Estado, especialmente en productos agropecuarios o los minerales, incluso el petróleo, tenía un control total? Eso siempre ha sido regulado por el mercado.
Nuestras luchas, durante los 20 años de gobiernos neoliberales, eran contra la libre importación, bloqueábamos caminos contra la libre importación y recordarán ustedes que los empresarios, los agroindustriales en Santa Cruz, también bloqueaban caminos pidiendo que se garantice el precio en el mercado para sus productos agropecuarios.
Eso qué me hace pensar, que antes nuestros productos agrícolas eran más caros aquí, mientras que en los países vecinos, que además tenían una producción mecanizada, eran más baratos que en Bolivia.
En nuestro debate con el Vicepresidente sobre la zafra, hace unos pocos días yo decía -no sé si estoy equivocado- que el precio no puede bajar a cuatro o cinco bolivianos por kilo de azúcar, pues en Perú está a nueve bolivianos y en otros países hasta en diez bolivianos, y entonces otra vez el azúcar se va a ir de contrabando.
Siempre el mercado nivelará, regulará los precios en petróleo, en minerales, etc., pero en servicios básicos estará bajo el control de Estado.
Página Siete.- ¿Y sobre la posibilidad de que Bolivia se encamine hacia el socialismo?
¿Qué entiende usted por socialismo?
Página Siete.- Varios aspectos, el control absoluto del Estado sobre todo el proceso productivo, la redistribución de la riqueza de forma igualitaria’
Yo entiendo por socialismo que haya igualdad entre la sociedad y para ello debe haber participación del Estado en el tema de producción. Hay otro tema de fondo, nosotros apostamos por la universalidad en temas de salud y educación, pero algunos sectores de la COB no lo quieren.
En algunas minas que eran del Estado antes nosotros queríamos nacionalizarlas, pero los sindicatos de esas minas no quieren.
“¿Son sectores conservadores que no quieren el socialismo?”. Esa es la pregunta que me hago.
Imagínese el control privado en Entel, en electricidad –donde se estaban disparando las tarifas- o agua. ¿Cuánto sería el costo? El Estado tiene ahora el control de los servicios básicos.
Página Siete.- Usted ha asumido el alza del precio de los carburantes y su imagen ha perdido puntos hasta con riesgo para la gobernabilidad del país. ¿No hubiera sido mejor que usted se distancie de esa medida? ¿Quién sugirió la decisión?
¡No! Se equivocan ahí. Ni fueron los técnicos ni Hidrocarburos ni el Vicepresidente. Yo soy el primer responsable de la nivelación y a mí no me gusta echar la culpa a nadie.
Sabíamos en 2006, el primer año de nuestro Gobierno, que había una subvención que sangraba a la economía del país, en 2007 no le dimos mucha importancia, pero en 2008 nos dimos cuenta que estaba creciendo mucho. Y no es que la importación de líquidos haya comenzado en nuestro Gobierno, la importación de combustibles líquidos ha comenzado en el Gobierno de Paz Estenssoro. Y la subvención comenzó con el Gobierno de Hugo Banzer.
La nivelación del precio de los combustibles, entonces, viene de un largo debate, no es reciente.
Ahora, con los sucesos de Libia y otros problemas internacionales, el precio de los carburantes seguirá subiendo y este año podemos perder entre 700 y 800 millones de dólares.
Yo me trasladé a todos los departamentos para explicarles la nivelación de precios y nadie me ha rechazado, ni la COB me ha rechazado. Y aquí me quito el sombrero ante mis hermanos del campo, que dicen “nos afecta, pero ya es hora de tomar una decisión y nivelar los precios”
A mí no me interesa la buena o mala imagen, me interesa decir la verdad. Y había que poner orden a este tema económico.
Por ahora no tengo en vista un debate sobre la nivelación de precios, pero sí vamos a informar sobre las consecuencia que puede traer mantener la subvención.
Página Siete.- En el último tiempo se han escuchado estribillos contra usted, que eran usuales contra gobiernos anteriores. ¿Cómo se siente estar ahora al otro lado?
Ustedes creo que no tienen memoria, son periodistas que no se acuerdan. No es la primera vez que sucede, se dio el primer año de mi Gobierno, tras el problema entre mineros cooperativistas y mineros nacionalizados en Huanuni. Pedro Montes dijo: “Evo no sirve y debe dejar la presidencia”. Solares y Costas ya pedían el primer año un revocatorio.
También he escuchado estribillos. Un día entraron a plaza Murillo unos 20 ó 30 troskos y me gritaron “muera Evo”, entonces es normal. Ahora bien, es verdad que eso se ha masificado un poco, seamos realistas, pero siempre hubo protestas. Para mí no es una novedad.
Pero eso sí, hay una fuerte infiltración de la derecha en las fuerzas sociales.
Se le planteó al país que la nacionalización nos iba a evitar depender de las transnacionales, y usted en la discusión del alza de precios dijo: Necesitamos que las petroleras ganen. Quería preguntarle si no se sentía incómodo al ser esto contrario al discurso que usted siempre manejó.
Cualquiera que presta servicios, gana. Ocurre con las petroleras, prestan servicios y tienen que ganar, pero no ganan como antes, esa es la diferencia.
Ahora YPFB tiene que invertir, tiene que vender y lo hace a 27 el barril frente a 115 dólares en los que se encuentra el precio internacional.
Si Yacimientos va a trabajar en total pérdida, es un problema. Me pregunto, ¿de acá a poco tiempo, quién va a subvencionar la exploración, la explotación, la refinación que va a estar en manos de YPFB? Yo no soy economista, no soy experto, pero a simple cálculo es grave la situación económica si no cambiamos este tema.
Página Siete.- ¿La preocupación es la inversión?
Por supuesto, la inversión y el tema de la industrialización. Es parte del planteamiento de gastar los 2.000 millones de dólares de las reservas internacionales para la producción. Conversé con los compañeros campesinos y no hay ningún problema. Dicen que es una buena idea usar el dinero no para construir caminos o puentes, sino para apoyar la producción. También lo he planteado a la COB.
En un tema que hemos avanzado son los textiles. La lana de llama y de alpaca se va a Perú, ahí tienen sus fábricas de hilo y tela que vuelven al país y nuestros textileros la compran. Entonces, ¿por qué no podemos tener nosotros estas fábricas? Nos cuestan entre 130 y 180 millones de dólares.
Página Siete.- ¿Cómo se definiría el uso de esos 2.000 millones de dólares? ¿Se creará un consejo o una entidad similar?
Cualquiera sea el mecanismo –los escucharemos todos-, que no sea una burocracia que perjudique la inversión. En el tema productivo tenemos en mente cuatro rubros: industrialización de la minería (metálicos y no metálicos, litio), del petróleo, sector agropecuario y manufactura. A ellos se les dará dinero.
Página Siete.- ¿Estará todo el dinero en manos del Estado o también el sector privado recibirá recursos?
En el Estado, en todo caso. El sector privado tiene mucha plata en nuestra gestión.
Página Siete.- ¿Y esto no generará competencia desleal entre sector estatal y privado?
Qué mejor que la competencia. Ustedes saben que en la Constitución se garantiza la economía plural. Será respetado el sector privado, pero lindo sería una sana competencia, porque esto nos permite ver quién es mejor, si el sector privado es el mejor administrador o el sector público.
Página Siete.- En otro tema, sobre la relación con Chile y el cambio de estrategia ¿no cree usted que tal vez podíamos haber esperado un poco más a ver si Chile ofrecía algo concreto?
Este debate (del cambio de estrategia) viene desde el año pasado, porque el desarrollo fue lento, el primer año te hacen creer, te hacen soñar. Entonces, durante la primera gestión hemos creído, pero si vamos a seguir esperando, como usted plantea, el tiempo se va. Ha sido por una cuestión de tiempo.
Página Siete.- ¿Qué prometían los chilenos?
Te hablan bien’ “puede ser acá un enclave, puede ser por aquí’”. Pero en la reunión presidencial de Foz de Iguazú (diciembre de 2010) pedimos seriamente con el canciller Choquehuanca tener una respuesta oficial de por dónde se plantearía la solución, ya que en cada reunión nos mencionaban que era una reunión informal.
Lo máximo que logramos arrancar ahí fue lograr un mecanismo permanente de alto nivel a la cabeza de los cancilleres. De ahí se produjo la primera reunión urgente en Chile. Cada hora, cada dos horas me informaban desde Santiago: “aquí estamos estancados”. Hasta que nuestro canciller me informó: “creo que no va a haber nada”. Luego en la reunión aquí (febrero 2011) –aunque la prensa valoró bastante la reunión- en realidad fue un fracaso. Eso fue lo último, fue la gota que rebalsó el vaso.
Yo lo sabía, por eso desde el año pasado había planteado al Vicepresidente, a los ministros, que antes del 23 de marzo había que dar un ultimátum a Chile. Por ello pedimos la propuesta formal.
Página Siete.- ¿Había diferencias entre los presidentes Bachelet y Piñera?
Por supuesto que había diferencias. Con Bachelet, por primera vez, hemos avanzado 12 de los 13 puntos, quedando sólo el tema mar. Sobre el Silala hemos avanzado bastante con la presidenta Bachelet y estuvimos a punto de firmar la primera parte.
Sobre las aguas del Silala se calculó un pago inicial de 15.000 dólares por día, que fácilmente podía llegar a los 30.000 dólares, pero en las consultas internas con dirigentes cívicos y de la COD de Potosí se rechazó el acuerdo.
Página Siete.- Pero usted ha dicho que todavía confía en el dialogo por el tema del Silala.
Sí, pero no puedo hablar de eso, ésta es una política de Estado y hay que mantener reserva.
Página Siete.- Sobre el caso Sanabria, qué opina, cree que hubo deslealtad del Gobierno chileno en no informar al Gobierno boliviano?
No sé si es bueno u oportuno decir, pero comparto con su pregunta, hubo una deslealtad. Si había una investigación (contra Sanabria) ellos podían informarnos. Es una obligación informarse de Estado a Estado, qué interés habrá detrás de eso; espero que no sea interés de carácter geopolítico o una especie de agresión política, que siempre busca Estados Unidos. Hay algo oscuro en ese tema.
Página Siete.- Usted ha anunciado que se va a construir un museo en Orinoca, su tierra natal, pero han surgido críticas en el sentido de que primero allí hay poca población, que es lejos y que debería usarse ese dinero, por ejemplo, para mejorar el museo de Tiwanaku.
Con el museo Tiwanaku y con el programa “Bolivia cambia, Evo cumple”, hemos invertido casi un millón de dólares. ¿Por qué no podemos diversificar centros de visitas pequeños, medianos y grandes? El problema es que no debemos hacer todo sólo por Tiwanaku, ésa es la verdad. Entonces hay que crear otros centros.
Yo nunca di importancia al turismo y el turismo genera muchos ingresos al país. Entonces el museo de Orinoca está ligado a un circuito turístico de Oruro; si hay un museo de la Revolución Cultural en Orinoca –que va a ser grande por supuesto- el turista seguirá hacia Uyuni.
Página Siete.- El gran personaje de Orinoca es usted, entonces el hecho de que se ubique ahí, ¿convierte a la iniciativa en un museo a Evo Morales?
Primero es un justo reconocimiento a mi tierra, me debo a esa tierra que me ha parido, que me ha criado y educado. Es una responsabilidad. También el Chapare, que me ha educado sindicalmente, políticamente. Allí estamos proyectando un centro de convenciones.
¿Cómo se me viene esta idea? Yo no soy egoísta, no tengo ninguna ambición ni tengo intereses económicos. Con tal de que no me falte para comer, algo para andar y nada más. Esa es mi educación.
Y tengo tantos regalos y obsequios, casi una casa llena en la ciudad de Cochabamba y aquí en la 20 de Octubre ya hay dos cuartos llenos de regalos. Algunos muy buenos regalos, de estadistas del exterior, por ejemplo cosas bañadas en oro. En ponchos debe haber unos mil. Entonces digo, ¿dónde voy a dejar todo esto? Ahí viene la idea. Entonces me propusieron ampliarla y ahí está.
A las cinco de la mañana y en camilla
Se ha entrevistado a jefes de Estado en sus oficinas, en sus domicilios, en sus aviones, en sus vehículos, en sus casas de veraneo, en sedes de organismos internacionales. Pero es inusual entrevistar a un Presidente en su sala de fisioterapia, mientras recibe asistencia especializada. Y es más inusual todavía que la entrevista se realice a las cinco de la mañana… con el interlocutor en polera y short. Página Siete conversó con el presidente Evo Morales precisamente en esas circunstancias.
El periódico había insistido en lograr una entrevista con Morales pero su recargada agenda impedía que la idea se concretara. Volvió a intentar con ocasión del primer aniversario del periódico, que se cumplió la última semana de abril. El ministro de Comunicación, Iván Canelas, informó el martes 26 que la entrevista se realizaría ese día, a las 16:30, en Palacio de Gobierno. Asistieron el director del periódico, Raúl Peñaranda; el jefe de redacción, Cándido Tancara; el editor de opinión, Javier Viscarra, y el integrante del comité editorial y columnista Fernando Molina.
Al llegar a Palacio, el Presidente nos recibió en uno de los salones, pero informó que tendría menos de media hora para realizar el diálogo porque debía partir casi de inmediato a Tarija. Entonces surgió la posibilidad de llevar adelante la entrevista al día siguiente en la residencia presidencial. “¿Quieren madrugar?”, preguntó el Presidente. “Podemos empezar mientras me hacen la fisioterapia, los espero a las cinco de la mañana y luego desayunamos. ¿Una hora y media estará bien?”. Sí, obviamente.
A la hora convenida, el mismo equipo de periodistas llegó a la residencia. El Presidente ya era atendido por su fisioterapeuta, echado en una camilla. Nuevos saludos de rigor y el diálogo empezó. La primera media hora sería dedicada a preguntas sobre su vida y los 60 minutos restantes a temas de actualidad política, social y económica. Cuando alrededor de las 5:45 la sesión médica terminó, el Presidente y los periodistas se trasladaron a una sala contigua, donde fue servido un poco después el desayuno. A las 6:30, el ministro Canelas le recordó al Presidente que debía trasladarse a Palacio para dirigir la reunión de gabinete. A las siete de la mañana, tras dos horas de valioso diálogo, terminó la conversación. (RPU).*****FIN*****