22 - noviembre - 2024

El Vaticano pide entregar a la justicia a los curas acusados de abuso, pero en Chile no se hace

Santiago de Chile, 16 de mayo 2011. (Radio del Mar. Elisabetta Piqué para Agencias). En una nueva contraofensiva contra el escándalo por abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes, el Vaticano difundió hoy nuevas reglas de prevención, transparencia y colaboración con las autoridades civiles, para contrarrestar en todo el mundo este crimen horrendo que significó un severo golpe para la imagen de la Iglesia Católica.

El Vaticano, que fue denunciado de encubrimiento por diversas agrupaciones de víctimas, pero que intentó frenar el escándalo a través de una política de «tolerancia cero», envió a todos los episcopados una «carta circular» que ofrece una serie de principios e indicaciones sobre cómo tratar los casos de abuso sexual. Una misiva de la Congregación para la Doctrina de la Fe -CDF, el dicasterio que se ocupa de este delito-, que acompaña el texto, le pide a todas las Conferencias Episcopales del mundo que preparen para mayo de 2012 un documento con las «Líneas guía» como para que cada episcopado tenga claro el procedimiento para manejarse de manera apropiada y de acuerdo a las respectivas leyes que reinan en los diversos países.

La «carta circular», en rigor, vuelve a difunfidir, explicando mejor y poniendo en contezto, las nuevas normas que ya había puesto en acto el Vaticano después de una actualización de julio de 2010. El documento, de hecho, destaca las importantes responsabilidades del obispo diocesano e insiste en la importancia de la cooperación con las autoridades civiles. «El abuso sexual de menores no es sólo un delito canónico, sino también un crimen perseguido por la autoridad civil. Si bien las relaciones con la autoridad civil difieran en los diversos países, es importante cooperar en el ámbito de las respectivas competencias», indica.

«En particular, sin prejuicio del foro interno o sacramental, siempre se siguen las prescripciones de las leyes civiles en lo referente a remitir los delitos a las legítimas autoridades. Naturalmente, esta colaboración no se refiere sólo a los casos de abuso sexual cometido por clérigos, sino también a aquellos casos de abuso en los que estuviera implicado el personal religioso o laico que coopera en las estructuras eclesiásticas», agrega. En este sentido, destaca que las «Líneas Guía» que deberán eleborar los diversos episcopados «deben tener en cuenta la legislación del Estado en el que la Conferencia Episcopal se encuentra, en particular en lo que se refiere a la eventual obligación de dar aviso a las autoridades civiles».

Una parte importante de la «carta circular» tiene que ver con las víctimas y con la atención que hay que brindarles. «La Iglesia, en la persona del obispo o de un delegado suyo, debe estar dispuesta a escuchar a las víctimas y a sus familiares y a esforzarse en asistirles espiritual y psicológicamente», indica, al recordar que más de una vez, en sus viajes, Benedicto XVI se reunió con víctimas de abusos.

Además, insiste en la prevención del delito, recordando la importancia de la formación de futuros sacerdotes y religiosos, así como de programas educativos de prevención para propiciar «ambientes seguros» para los menores. «Tales programas buscan ayudar a los padres, a los agentes de pastoral y a los empleados escolares a reconocer indicios de abuso sexual y a adoptar medidas adecuadas. Estos programas a menudo han sido reconocidos como modelos en el esfuerzo por eliminar los casos de abuso sexual de menores en la sociedad actual», evoca.*****FIN*****

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