22 - noviembre - 2024

En la ONU: de invitados de honor a perseguidos de la justicia

Santiago de Chile, 22 de Septiembre 2011. (Radio del Mar. Fuente: Agencias). Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que diferentes cabezas de Estado de diferentes países del mundo recibían los aplausos (al menos de algunos asistentes) en la tribuna de oradores de las Naciones Unidas de Nueva York. Hubo un tiempo, no hace tanto, en el que esos mismos líderes estrechaban la mano con el secretario general de turno de la ONU. Y hubo un tiempo, y de eso hace nada, en el que esos mandatarios gozaban de los placeres de la capital de mundo, Nueva York.

Sin embargo, la llamada primavera árabe ha acabado con todo eso. Para muchos ya no existen los aplausos globales (de algunos), las manos que estrechar ni los paseos por la Gran Manzana. Marcados con una X, cuenta Foreign Policy, están el que fuera líder de Libia, y hoy aún en paradero desconocido, Muamar el Gadafi, que en 2009 intervino por primera, y con toda seguridad, última vez en la ONU (100 minutos de discurso); el destronado presidente de Túnez, Zine El Abidine Ben Ali, el primero en caer por las revueltas y que tras 24 años en el poder hoy se enfrenta desde el exilio a acusaciones de corrupción y otras lindezas; Hosni Mubarak, el máximo baluarte de la pax americana en Oriente Próximo, que el pueblo de Egipto, personificado en la plaza Tahrir de El Cairo, logró barrer del poder y que actualmente se enfrenta, como Ben Ali, a un juicio por corrupción; y Bashar el Asad, el león de Damasco 2 (el 1 fue su padre, Hafez), cuya represión en Siria se ha cobrado ya la vida de 2.700 personas, según cifras de las propias Naciones Unidas, y que, según todos los indicios, será el próximo en ser invitado a dejar el poder.

En un terreno indeterminado, cuestionados por la mirada de la opinión pública internacional, tocados por la ola de cambios en el mundo árabe, con una represión que deja un goteo de cadáveres a diario, aunque, eso sí, aún de la mano de Estados Unidos por intereses estratégicos en la región, se encuentran Yemen y Bahréin. El primero es el caso del incombustible Ali Abdullah Saleh, el todavía presidente yemení, hoy en Arabia Saudí tras sufrir un atentado repleto de incógnitas, que se ofreció como aliado estratégico de EE.UU. en la llamada «lucha contra el terrorismo» y que parece intocable pese al cruento uso de la fuerza que llevan a cabo las fuerzas leales a su régimen en el país. El otro es de Hamad bin Isa Al Khalifa, Rey Hamad para los amigos, al que el Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha advertido en repetidas ocasiones acerca del «excesivo e indiscriminado uso de la fuerza» en su territorio. Estados Unidos, que tiene la base de la Quinta Flota en su país, Bahréin, ya ha dicho que se niega a debatir estos asuntos en la actual Asamblea General que se celebra estos días en Nueva York.

Aunque presumiblemente el momento cumbre de este año será el discurso del líder de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abas, solicitando ingresar como Estado de pleno derecho en las Naciones Unidas, no hay que olvidar que otro Mahmud, en este caso Ahmadineyad, el presidente de la República Islámica de Irán, ha confirmado su asistencia a la Asamblea General y el mandatario iraní nunca defrauda en sus intervenciones. Otro orador de lo que podríamos llamar el otro lado, Hugo Chavez, presidente de Venezuela, este año no podrá asistir debido al tratamiento de su cáncer, aunque siempre quedará en la memoria del mundo entero su «¡Mr. Danger!» y «aquí huele a azufre» de 2006 dedicado al entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush.*****FIN*****

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