… se fueron empobreciendo por la mediocridad y comenzaron a soñar con un Mesías blanco que los sacara del horror.
Por Jorge Marchant Lazcano, escritor, dramaturgo y periodista chileno.
Esta es la gente que ganó en los Estados Unidos de América. La gente blanca que soñó todo el siglo XX con el «gran sueño americano». Incluso la señora Clinton era parte de ese sueño.
Aquellos que regresaron de la 2° Guerra Mundial y después marcharon a Corea, y más tarde a Vietnam. Les hicieron barrios y barrios en todo el país para que vivieran por siempre felices con sus hijitos blancos. Después se fueron empobreciendo por la mediocridad y comenzaron a soñar con un Mesías blanco que los sacara del horror. Ellos no guardan relación alguna con los inmigrantes que fueron de América Latina, porque para ellos hay un abismo entre un mexicano o un nicaraguense, e incluso un musulmán, frente a un irlandés, un italiano, o un judío de la Europa del Este.
Hasta en Nueva York, que se dice tan progresista, se mira en menos a los latinos. Es cuestión de pasarse varios meses allí y el panorama cambia.
¿El mundo de la cultura con la señora Clinton? Pero, por favor, Madonna, Lady Gaga, Ricky Martin, Cristián de la Fuente…
Oigamos mejor la voz de un verdadero intelectual, Philip Roth frente a este extraño momento: «La hija que le llevaba fuera de la ansiada pastoral americana, para conducirle a cuanto era su antítesis y su enemigo, a la furia, la violencia y la desesperación de lo contrario a la pastoral, a la fiera americana indígena.»
Como nosotros, los chilenos, fuimos criados en esa lógica de las patéticas clases medias, debemos esperar un año para enfrentarnos al enemigo, a la furia y la violencia de los verdaderamente ricos.