30 - enero - 2025

Sebastián Piñera plagió a la bella Sandra Bullock el diseño de su campaña presidencial

Por J.C. Ripper
En la actual “Crisis”  de corrupción de amplia podredumbre, Sebastián Piñera está en el epicentro, acusado de hacer negocios impropios y rodeados de sus ex ministros y ex subsecretarios  imputados por corruptos.
Sebastián Piñera, sin embargo, no siente el olor nauseabundo de la corrupción chilena.
Sebastián Piñera no ve la Crisis Moral.
Preparando su reingreso en la campaña presidencial,  Sebastián Piñera vio la película Our Brand is Crisis (Nuestra marca es crisis), con Sandra Bullock y  le copió agregando algunas citas de manual.
¿De qué trata la película?
La película Our Brand is Crisis es una comedia política sobre el uso de estrategias electorales yankis en las elecciones de Bolivia. La encantadora Sandra Bullock interpreta a Jane Bodine, una consultora política que asesora en Bolivia al candidato Pedro Gallo. Ella toma las decisiones estratégicas, y decide iniciar la guerra sucia, como un modo de subir en las encuestas. La “marca” de su campaña es la “Crisis”. Se trata de proclamar, dice ella, que hay “Crisis” y luego todo se hace girar  en mostrar al candidato como la persona que puede enfrentar la “Crisis”.
Piñera vio la película y ansiosamente la aplicó a Chile, a su vulgar pinta, habría que decir.
La “Crisis”, según Piñera, la provocó el gobierno.
Y él es el salvador.
¡Aleluya, hermanos!
¿Cuál es la realidad?
La realidad es que en Chile hay una “Crisis” valórica, un terremoto en la cual Piñera es el epicentro.
La “Crisis” es una crisis institucional provocada por la dominante corrupción de la elite política, empresarial, de carabineros y de los militares.
Los  grandes empresarios han estado coludidos.
Empezó con la empresa Cencosud que aumentó unilateralmente las comisiones en las Tarjetas Jumbo Más. Dineros mal cobrados a cerca de 608 mil consumidores. Continuó con el robo gigantesco, casi bíblico, de La Polar, con la colusión de los pollos de Cencosud, la colusión de las farmacias, la colusión del papel de CMPC, el caso Caval del Banco de Chile y Soquimich (caso Cascadas).
En segundo lugar, está la amplia corrupción política.
Se ha revelado millonarios pagos de pesqueras a numerosos políticos que construyeron una Ley de Pesca durante el gobierno de Piñera realizado para favorecer los intereses de 7 familias. Los políticos Jovino Novoa, Carlos Bianchi y Antonio Horvath, Francisco Chahuán,  Agustín Squella y Juan Antonio Coloma. Fuad Chahin, Patricio Vallespín, Pablo Longueira, Jaime Orpis, Marta Isasi y un largo etcétera de políticos: Hosain Sabag, Patricio Melero Alejandro García Huidobro, Cristián Campos, Jorge Ulloa, Frank Sauerbaum, Cristián Monckeberg, Tomás Fuentes, Carlos Larraín, Iván Norambuena y muchos, muchos otros.
Y los políticos que recibieron financiamiento ilegal de SQM son también una larga y agotadora lista. Hay que sumarle a los nombres de los ya implicados por la indagación judicial de Penta de Joaquín Lavín, Jovino Novoa, Ernesto Silva, Ena Von Baer, Iván Moreira, Felipe de Mussy, Pablo Wagner y Pablo Zalaquett.
Súmele el caso de los robos de dineros en los milicos, también escandaloso. Y últimamente, como si ya no fuera poco, está el millonario desfalco  realizado por años de altos oficiales de Carabineros.
Como se ve, lo que ha hundido al país en una “Crisis” valórica es la corrupción de los empresarios, los políticos comprados por el dinero y por los ladrones dentro de los militares y carabineros.
Esos dineros robados es lo que deprime la economía, eso es lo que detiene el crecimiento.
La corrupción debilita además los valores nacionales.
La elite corrupta se pone hoy unánimemente detrás de Piñera.
Aplauden y gritan “Viva Chile Pinochet”.
¿Por qué?
Porque confían en que Piñera les lavará la cara de  corruptos.
De esa “Crisis” de corrupción es la que está cansada la mayoría de los ciudadanos del país.
La “Crisis”  es una crisis valórica profunda de una elite millonaria y podrida.
En esa “Crisis”  de corrupción, Sebastián Piñera está en el epicentro, acusado de hacer negocios impropios y rodeados de sus ex ministros y ex subsecretarios  imputados por corruptos.
La asesora Sandra Bullock logró su objetivo de su película. Su candidato fue elegido presidente de Bolivia. Pero inmediatamente sufre la crisis de haber estado apoyando a un político mentiroso, manipulador y corrupto.
Al final, la pobre Sandra Bullock se va a la calle y se debe sumar a las protestas contra el nuevo presidente que ella misma ayudó a levantar. El marketing político no supera la sensación de hastío de la gente de una elite corrupta.
Así termina la película.
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