El poderoso diario estadounidense cita a Thayer Scudder, uno de los principales consultores a nivel mundial de compañías energéticas, quién afirma ahora que tales construcciones no solo son negativas por sus costos asociados sino que las que hoy están en construcción «tendrán consecuencias ambientales y socioeconómicas desastrosas».
Aysén, 02 de septiembre de 2014. (ARV)– Con el clarificador título de “Los costos asociados a las grandes represas simplemente no valen la pena”, el influyente periódico estadounidense The New York Times publicó recientemente un artículo sobre el nueva mirada que se está produciendo en el mundo con relación a los supuestos beneficios de gigantescos embalses, fuertemente promocionados por sus impulsores. Décadas de experiencia consignando los impactos sociales, ambientales y económicos en las comunidades donde este tipo infraestructuras se han levantado han hecho a muchos cambiar de opinión, consigna el periodista Jacques Leslie en la edición del 22 de agosto pasado.
Uno de ellos es Thayer Scudder, profesor emérito del California Institute of Technology (Caltech). Scudder ha sido uno de los más importantes consultores a nivel mundial en grandes represas, confiando por 60 años en que el aporte que producirían en aliviar la pobreza, cuando son construidas y gestionadas adecuadamente, podía compensar el daño social y ambiental que causaban. Hoy, a sus 84 años, ha llegado a la conclusión de que estas no solo no sólo no valen la pena sus costos asociados sino que las que hoy están en construcción «tendrán consecuencias ambientales y socioeconómicas desastrosas».
“Tonga fue alguna vez una comunidad cohesionada y autosuficiente, pero hoy es impactada por intermitentes hambrunas, alcoholismo galopante y desempleo astronómico. Desesperados por obtener ingresos, algunos han recurrido al cultivo ilícito de drogas y el contrabando, la caza furtiva de elefantes, la prostitución y actividades asociadas. Y los pobladores aún carecen de electricidad” reseña Leslie, sobre un pueblo que sufrió un desplazamiento forzado en 1956.
Luego de varios años sospechando de las bondades de las grandes represas, Scudder llegó a la conclusión de que “la tara de construirlas es demasiado compleja y muy perjudicial para recursos naturales de valor incalculable».
Su opinión es refrendada por un reciente estudio de la Universidad de Oxford impulsado por los investigadores Atif Ansar, Bent Flyvbjerg, Alexander Budzier y Daniel Lunn, que determinó que “los costos reales de construcción de las grandes represas son demasiado altos para obtener una rentabilidad positiva», esto incluso sin considerar económicamente sus impactos sociales y ambientales no internalizados. La investigación analizó estadísticas de costos de 245 grandes represas construidas entre 1934 y 2007.
Como alternativa a este tipo de infraestructuras, el estudio recomienda “opciones energética ágiles” como las provenientes del viento, sol e instalaciones mini hidráulicas.
El artículo se conoce en Chile a días de la apelación de HidroAysén ante los tribunales ambientales para revertir el rechazo del Comité de Ministros a su proyecto de levantar 5 represas en los ríos Baker y Pascua, y del avance del proyecto río Cuervo de Energía Austral producto de un fallo de la Corte Suprema y del apoyo del alcalde de Aysén Oscar Catalán.
Y cuando el gobierno está en pleno proceso de financiamiento de un estudio en las cuencas del centro y sur del país para su priorización con fines hidroeléctricos, donde la opción de gran escala no es desechada.