Seminario internacional organizado por la Red INGENIO y el INTA de la Universidad de Chile. Los expertos, que participaron en un seminario internacional organizado por la Red INGENIO y el INTA de la Universidad de Chile, también resaltaron las bondades nutricionales de las microalgas y del salmón de cultivo.
Mejorar aún más las propiedades nutricionales de los insectos, añadiéndoles grasas saludables, tal como propone la Organización Mundial de la Salud (OMS), puede ser base esencial de la alimentación del mañana, aseveró el doctor José Luis Guil, catedrático de Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Almería, España, en el seminario del INTA, «Nuevos aceites para una nueva nutrición».
El experto participó en un seminario internacional realizado en dependencias del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), de la Universidad de Chile, junto a importantes científicos nacionales y extranjeros, quienes revisaron lo más avanzado en investigación e innovación en cuanto a grasas y aceites, con la idea de buscar caminos para mejorar la dieta de las personas.
«Estamos experimentando usar ácidos grasos omega-6 en insectos, ya que ellos son una fuente de proteína muy buena de origen animal, y algunos de ellos son susceptibles de cambiar su perfil de ácidos grasos y, por lo tanto, podrían ser una fuente de grasas saludables incluso similar a los peces, pero de origen terrestre», explicó el doctor Guil, agregando que también son ricos en minerales y en omega-3, «algo difícil de conseguir en animales terrestres de sangre caliente».
En el evento expuso también el doctor Alfonso Valenzuela, quien destacó la importancia de los llamados «lípidos estructurados», que son grasas naturales de gran calidad -como las que se encuentran en la leche materna- y que ahora se pueden fabricar en el laboratorio porque se conoce exactamente su estructura. «Esto permitirá enriquecer alimentos con ácidos grasos omega-3, o fabricar aceites altamente nutritivos», señaló el profesional.
El investigador advirtió también que hay «un déficit enorme de consumo de ácidos grasos omega-3, pero particularmente del de origen marino. Como obviamente muchos países, incluido Chile, comemos muy poco pescado, por lo que la búsqueda de maneras de aportar más omega-3 es un desafío». La solución, según dijo, podría estar en los cultivos de microalgas ricas en estos nutrientes.