Es obvio que esta burguesía dominante -fanáticamente creyente e hipócrita- nos ha hurtado a Hurtado; lo ha hecho imposible, lo ha sacado de en medio nuestro. ¡Con razón los fanáticos de esta élite lo hicieron divino!
Por: Noé Felipe Bastías
Profesor de filosofía, Chile.
17 de agosto de 202
A la luz de los párrafos que cito a continuación –declaraciones escritas de puño y letra por el propio primer Santo chileno-, yo me preguntaba: ¿No es acaso un hecho que el padre Hurtado, gracias a la burguesía católica chilena conservadora -burguesía anticomunista, como el propio Hurtado la llamaba (yo agregaría aquí burguesía ultraconservadora, de derecha, golpista, negacionista, misógina, racista, xenófoba, aporofóbica)-, ha sido reducido, ideológicamente, tramposamente, por décadas, por esta burguesía, a merchandising, cálculo, utilidad, ganancias, ventajas, defensas corporativo-estamentales, silencio hipócrita, ocultamiento y caras proyectadas al cielo con ojos burguesamente perdidos en un más allá?
¿Tendríamos que extrañarnos entonces ante el hecho de que este chileno admirable –Hurtado- haya sido asociado y reducido por décadas por parte de esta burguesía –y, gracias a ésta, por no pocos chilenos- a conmemoraciones que invocan año a año su nombre en este país sin hacer jamás referencia al lado socialmente combativo y no azucarado del ideario de sociedad y de vivencia cívica y política del cristianismo con que Hurtado interpeló a la burguesía católica conservadora chilena, ideario al que aspiraba Hurtado, ideario que se resume en buena medida en los siguientes párrafos suyos, párrafos detestados, ignorados y/o maquillados con caramelo durante años por esta burguesía socialmente hegemónica y fanáticamente creyente?
A saber (cito a Alberto Hurtado):
«…La burguesía católica en su resistencia a la justicia social ha actuado no en cuanto católica sino en cuanto burguesía».
«Los que han creído que el cristianismo es un asilo para salvaguardar su fortuna, su rango, sus virtudes mezquinas y mediocres han tenido que desengañarse».
«Se engaña si pretende ser cristiano quien acude con frecuencia al templo, pero no cuida de aliviar las miserias de los pobres».
«Se engaña quien piensa con frecuencia en el cielo, pero se olvida de las miserias de la tierra en que vive».
«El silencio sobre las injusticias sociales perjudica en mayor grado a la Iglesia de lo que pudieran servirla grandes discursos sobre el peligro de las logias».
«Cristo no es un modelo que haya bajado del cielo para servir de argumento a Leonardo da Vinci ni a Rafael para que sus cuadros hermoseen los salones. Ni subió a la cruz para que su imagen de marfil o de bronce adorne un dormitorio».
«Algunos se consideran culpables al estrechar la mano de un masón o de un comunista, pero no al tratar con quienes violan abiertamente la justicia en sus negocios y la caridad en sus palabras o en sus omisiones egoístas».
«Trabajar en condiciones humanas es bello y produce alegría. Pero esta alegría es echada a perder por los que altaneramente desprecian el esfuerzo del obrero, no obstante que se aprovechan de sus resultados».
«Otros hay que ofenden al obrero, haciéndole sentir que él vive porque la sociedad bondadosamente le procura empleo. Más cierto sería decir que la sociedad vive por el trabajo de sus ciudadanos: sin trabajo no habrá riqueza ni sociedad». Esta idea podría ser mejor comprendida en una asociación vocacional en la que el trabajador, dejando de ser un simple asalariado, participara de la propiedad y aun de la dirección de la obra en que trabaja para bien y servicio de la sociedad».
«La elevación del proletariado es elemento substancial del orden nuevo. Esa elevación habrá de realizarse por una modificación profunda de la estructura social actual: de la educación, de la remuneración del trabajo, de la vivienda popular, de la seguridad social».
«Aunque no hubiera nacido Karl Marx o Lenin, aunque Rusia estuviera bajo el régimen de los zares, mientras haya un pobre que padezca injusticia, el católico se siente unido a él, deudor de él. De esta deuda no se sentirá libre hasta haberla pagado».
A la luz de ese mensaje de Hurtado, citado precedentemente, ¿no resulta acaso una estafa la versión burguesa y groseramente azucarada que fabricó y ha vendido por décadas a Chile esa burguesía y élite católica hegemónicamente dominante respecto de la figura y mensaje de Alberto Hurtado? ¿No es acaso una inmoralidad que esta élite burguesa -ultraconservadora en lo religioso, en lo social y en lo político- haya reducido a este admirable chileno a instrumento ideológico suyo y para su propio provecho, inclusive a marca comercial reproductora acrítica de lo que hay… transmisible de cuando en cuando en colores por televisión –especialmente en agosto, Mes de la Solidaridad, mes llamado así en honor a Hurtado- y bajo el gentil auspicio de La Polar, de Movistar o de la Coca Cola Company?
Es obvio que esta burguesía dominante -fanáticamente creyente e hipócrita- nos ha hurtado a Hurtado; lo ha hecho imposible, lo ha sacado de en medio nuestro. ¡Con razón los fanáticos de esta élite lo hicieron divino!
Pregunto, me interrogo, al hacerlo divino, ¿no lo hicieron acaso metafísico? ¿No lo alejaron acaso de la realidad? ¿No lo enclavaron en nubes, en murales de cúpulas góticas… que se contemplan desde inmovilismos y ojos casi blancos incrustados en trasmundos?
Al hacerlo divino nos lo robaron en cuanto humanidad. Nosotros teníamos en medio nuestro a un hombre de carne y hueso, llamado Alberto, que andaba ejemplarmente entre nosotros; pero para esta burguesía que lo usó y usa históricamente en su provecho, Alberto es un producto que hay que vender como abstracción, abstracción que hay que explicar… y que en cualquier momento sus hipostasiadores, inmovilizadores y expertos explicadores mistéricos mandan (una vez más) a arrinconar en una ciudad «equis» necesitada de impulso catequético-infantilizante y turístico. ¡Y digo aquí hipócrita porque esta élite y su curia jerárquica ultraconservadora rechazó desde siempre y por siempre ese lado socialmente combativo, díscolo y rebelde del ideario político y cristiano que impulsó Alberto Hurtado!
¡Por eso los de esta élite antirrepublicana nos hurtaron a Hurtado! ¡Hicieron alquimia, magia y metafísica esotérica de autoayuda con su nombre y su mensaje político y ético insoportable! O sea, se lo llevaron lejos, como quien saca al hombro un mueble de este lugar para ponerlo en la cima de un cerro. Y en ese cerro lo transformaron en homilía, pero en un tipo de homilía que no calienta a nadie, en catequesis para niños, que sólo apunta a seguir fabricando más perritos poodles que asuman su condición de guardianes oficiales del modelo de vida capitalista salvaje que nos rige.
Y como las homilías necesitan invocar principios de autoridad «erudita», hace tiempo que a Hurtado lo hicieron teología, pero el problema es que al hacerlo teología nos arrebataron de la vida su cualidad de ser palabra sencilla, vital, histórica, terrícola, encarnada en seres humanos concretos, también sencillos, y en acciones de verdad; es decir en hechos -no en palabrerías ontológicas huecas ni en elucubraciones de misas casi gnósticas-; en toma de posiciones efectivas en causas que Hurtado en su momento defendió; por ejemplo, la dignidad de las trabajadoras y trabajadores… En rigor, y como vimos en su mensaje, Alberto Hurtado habló siempre del proletariado. ¡Cura rojo le sigue gritando hoy esa burguesía católica pechoña, burguesía propietaria de este país desde su fundación!
La cuestión es que al hacerlo teología se abrieron buenos contactos; gracias a lo cual Hurtado fue reducido a televisión. El drama es que al hacerlo televisión Alberto volverá a aparecer en cualquier momento en canales chilenos confesionales y «laicos» como espectáculo, lugar común, inmovilismo, asistencialismo… Y no es descartable que, especialmente en lo que va de agosto (Mes de la Solidaridad), aparezca en algún «programa homenaje» como archivo televisivo, en un sermón «erudito» y en horario estelar, o sea citado en la boca amnésica, golpista e inmunda de cualquier Karadima o cualquier Hasbún.
CITAS
El Mercurio S. S. P., PADRE HURTADO, MENSAJE A LOS JÓVENES, Adaptación de manuscritos originales: Padre Miguel Ortega Riquelme, Editado por Encuentro Continental de Jóvenes, Santiago, octubre, 1998.