En la novela de Franz Kafka, El Castillo, el protagonista K. se presenta a la administración del castillo, ya que el conde West-west lo ha contratado como agrimensor. K. busca una cita que nunca se concretiza. Espera que se resuelva lo de su contrato, por el contrario se presenta una serie de confusiones y errores en la administración. K. comienza a encontrarse con los nudos de la burocracia. No puede hacer nada para aclarar su situación absurda.
Así parece que ha sucedido con el Premio Nacional de Literatura de Chile. Fue raptado por la burocracia del Estado, en un proceso tan absurdo como El Castillo de Kafka. Recientemente la Sociedad de Escritores de Chile, fundadora del premio protestado por que la maquinaria del Estado excluyó y anuló el derecho de la SECH de deliberar y sufragar para la elección del Premio.
Según la ley 19.169 se entrega cada dos años un Premio Nacional de literatura. Y según absurda norma no escrita, una especie de tradición no legal, típico de sociedades enfermas de subtextos, se otorga el premio a un narrador y a un poeta de forma alternada. Según esa oscura tradición el año 2020 correspondería a un poeta. La norma oscura y mañosa. Muchos escritores escriben poemas y narraciones a la vez.
La segunda norma mentecata es que los candidatos deben ser postulados por instituciones educativas, tal como lo explicó Ripper en su columna de opinión.
El lunes 10 de agosto se cerró el plazo para postular al premio del 2020.
El día 1 de septiembre se dará a conocer al premiado de este año.
OTRA NORMA MAÑOSA
Los poetas postulados son numerosos, según ha trascendido en la prensa. Oficialmente, no sabemos quiénes son los candidatos postulados. El Ministerio de cultura, la institución que administra el Premio, y que proporciona el local, los elementos de trabajo y el personal de secretaría necesarios, informa que acorde a la ley sobre otorgamiento de Premios Nacionales, se ven imposibilitados la lista de los postulados, debido a que la información tiene carácter de confidencialidad. En extraño secreto, como un ridículo secreto de Estado, o como si fuera la fórmula de la Coca Cola.
El Jurado lo componen mayoritariamente agentes de la nomenclatura burocrática definidos por la máquina del Estado.
El jurado del Premio Nacional de Literatura está compuesto por:
- Consuelo Valdés, Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
- Ennio Vivaldi, Rector de la Universidad de Chile.
- Diamela Eltit, escritora y última galardonada con el Premio Nacional de Literatura.
- María Eugenia Góngora, académica, miembro de número y representante de la Academia Chilena de la Lengua.
- Jaime Espinosa, Rector de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y representante del Consejo de Rectores.
- Adriana Valdés, ensayista y directora de la Academia Chilena de la Lengua. Fue nominada por el Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio para ser parte del jurado.
- María Isabel Lara Millapán, poeta mapuche, doctora en Didáctica de la Lengua y Literatura, y académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Fue nominada por el Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio para integrar el jurado.
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