Reciente publicación de un grupo de arqueólogos da cuenta de que la zona precordillerana de Combarbalá albergó la presencia de cazadores recolectores durante el Holoceno Medio.
Valdivia, 04 de junio de 2021 (CIEP)– A diferencia del panorama regional de esta zona centro norte, en el que se evidencia una disminución en los registros arqueológicos y densidad poblacional debido a condiciones climáticas extremadamente áridas, la localidad precordillerana de Combarbalá registra un escenario aparentemente diferente. Esto debido a que, durante el Holoceno Medio, en este lugar muchas cuevas y aleros comienzan a ser ocupadas, además de registrar ocupaciones más densas con relación a periodos anteriores. Lo que habla de la importancia del ambiente, y en especial el sector cordillerano por sobre otros sectores interiores, caracterizándolo como un ambiente atractivo para la habitabilidad humana.
La reciente publicación de los arqueólogos Sebastián Grasset, Amalia Nuevo-Delaunay y César Méndez del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), junto al investigador independiente José Álvarez y Antonio Maldonado del Centro de estudios Avanzados en Zonas Áridas, da cuenta de la importancia de los ambientes precordilleranos para la habitabilidad de grupos humanos en periodos de extrema aridez.
Entre finales del Holoceno Temprano y principalmente durante el Holoceno Medio (8000 a 6000 años cal AP), se han identificado condiciones excepcionales de aridez. Particularmente, en el centro norte de Chile y áreas adyacentes se identificó una disminución de recursos disponibles en el territorio terrestre, lo que generó cambios en las formas que los grupos utilizaron el paisaje. Esto se habría evidenciado mediante el análisis de laboratorio de vestigios encontrados, con métodos de fechados radiocarbónicos y de comparación de archivos paleoambientales. Los estudios dan cuenta que esto implicó una mayor movilidad de los grupos, y por ende la utilización de ambientes no habitados previamente.
Las investigaciones arqueológicas a nivel regional, hasta la fecha, advertían de una aparente escasez de pruebas que confirmaran la presencia de cazadores recolectores en ambientes interiores. Por el contrario, el área costera y el sector oriental de la cordillera de los Andes han sido sectores mayormente estudiados, recibiendo una mayor importancia a nivel regional. Dentro de este esquema quedaban como un mero sector de paso entre la cordillera y costa, asumiendo que no aportaba ningún recurso complementario para palear este periodo de aridez.
Si bien sus hallazgos, por el momento, se plantean como preliminares, los autores de esta reciente publicación indican que la zona precordillerana de Combarbalá, en la región de Coquimbo, ha dado indicios, en sitios arqueológicos bajo aleros rocosos y cuevas, para cuestionar estos supuestos, permitiendo precisar el verdadero rol de este sector en todo el esquema de movilidad y uso del espacio de estos grupos durante este periodo. El arqueólogo Sebastián Grasset destaca «Los hallazgos registrados en Combarbalá, nos sorprendieron debido a que el registro arqueológico durante el Holoceno Medio en ambientes interiores nos había sido muy esquivo. La presencia de estos en un área relativamente reducida, marcan un precedente en cuanto a la comprensión del uso de este sector y del panorama regional».
Los autores han concluido que es posible que los grupos humanos utilizaran de forma recurrente los sectores precordilleranos durante condiciones ambientales de extrema aridez, por los recursos que estos ofrecían, tomando en cuenta, la disponibilidad de arroyos con agua dulce, piedras de buena calidad para fabricar herramientas, refugios y presas potenciales de fauna que habrían proporcionado un ambiente más propicio para la sobrevivencia de estos grupos.