El espacio en cuestión, en conjunto con la península y la playa de Punta de Tralka, las playas de Tabulanque o Taulaque, y los acantilados de Cantalao, conforman un sitio de enorme importancia histórica y cultural. Se trata de un antiguo espacio de encuentro y de espiritualidad, un sitio ceremonial ancestral, que sigue siendo ocupado cotidianamente por nuestros pueblos, resguardando el invaluable patrimonio biocultural.
Esta zona está compuesta «por patrimonio arqueológico, hitos geoculturales de alto valor paisajístico, diversidad de especies de animales y plantas, pero por sobre todo, manteniendo allí nuestras prácticas espirituales y culturales, realizando ceremonias, ofrendas, recolectando l’awen’ (medicina) y alimentos, lo que en suma significa mantener, redescubrir y revalorar nuestra conexión con los ngen’ mapu o newen que coexisten con nosotros, sosteniendo la vida y la salud del territorio», dicen las comunidades y organizaciones de pueblos originarios.
Acción vacilante y engañosa de CONADI y Funcionarios municipales
Las organizaciones repudian «la acción vacilante y engañosa de las autoridades y funcionarios municipales, que ha entrampado el compromiso de avanzar hacia el cambio de uso de suelo de la ex parcela 30, como una necesaria y urgente medida de protección».
«Repudiamos también la negligencia y la grave omisión de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena CONADI, la que, habiendo sido interpelada reiteradamente por nuestras comunidades, se ha desentendido de ésta y otras situaciones graves que están afectando a nuestra gente», dicen las agrupaciones.
Respecto al comportamiento de la empresa inmobiliaria, las organizaciones las califican de «acciones y actitudes matonescas» de la empresa inmobiliaria Grupo Feria, «en su afán por instalar su inviable proyecto en Challa Malal».
«Ese proyecto, y cualquier otro que implique la privatización del espacio, es absolutamente inviable, ambiental y culturalmente», agregan.
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