- Según la segunda parte de un informe elaborado por Techo-Chile y que contó con la colaboración de la investigadora CIGIDEN, Katherine Campos, inundaciones, deslizamientos e incendios forestales, son algunas amenazas a las que se enfrentan las familias y habitantes de los asentamientos informales en nuestro país.
- La muerte de ocho menores de edad en la ciudad de Coronel, el 6 de noviembre, vuelve a poner en la palestra la vulnerabilidad a la que se ven expuestas cientos de personas en Chile.
Los campamentos en Chile se enfrentan a una serie de amenazas de origen natural y antrópico, las que en conjunción con las condiciones de vulnerabilidad que caracteriza a las personas que habitan estos territorios, hacen que estas comunidades sean especialmente susceptibles a sufrir daños y pérdidas, en el caso de que ocurra un fenómeno extremo de la naturaleza.
La experta del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) y doctora © en Sociología UC, Katherine Campos, fue invitada a colaborar en la segunda parte del informe del Centro de Estudios de Techo-Chile, denominado: “La continua emergencia en los campamentos de Chile: Exposición a amenazas naturales y vulnerabilidad”.
En este documento identifica, a través del Catastro Nacional de Campamentos 2022-2023, que existen 1.290 campamentos en el país y todos están expuestos a por lo menos, una amenaza de origen natural. De hecho, el informe consigna que “todo el territorio chileno se encuentra expuesto a algún tipo de amenaza con distintos niveles de peligrosidad” y que los campamentos son los más expuestos a diversas amenazas, dado que generalmente se ubican en zonas de riesgo.
Preexistencias son clave en el riesgo de desastre
Según la investigadora CIGIDEN, Katherine Campos, no sólo la ubicación, sino que también las condiciones de vida en los campamentos, contribuyen en la vulnerabilidad de sus habitantes. “Las viviendas en campamento son auto-construidas y por lo mismo, la materialidad es diversa, siendo precaria o de baja calidad en algunos casos. Además, la forma de habitar en campamentos implica la auto-provisión de la vivienda y de los servicios básicos, dado que se ubican en zonas no urbanizadas, y estas formas de auto-provisión también da pie a nuevas amenazas, las que en l mi investigación he definido como ‘amenazas cotidianas’”, explica.
Además, Campos advierte que los campamentos suelen albergar a familias con bajos ingresos, con niños y niñas, y personas mayores, que son grupos que pueden ser especialmente vulnerables a los impactos de un desastre.
De hecho, y como sucedió a principios de noviembre, ocho menores de edad, fallecieron en la ciudad de Coronel producto de un incendio, por lo que este siniestro ha vuelto a poner en la palestra la vulnerabilidad a la que se ven expuestas cientos de personas en Chile.
Según Campos, justamente el riesgo de incendio es uno de los que más preocupa a los habitantes de los campamentos, debido a la materialidad de las viviendas, las conexiones informales a la electricidad y las fuentes de calefacción que pueden utilizar, por nombrar algunas.
Un análisis de norte a sur
La primera parte del informe de Techo Chile, donde Katherine Campos es co-autora, sólo contemplaba las zonas norte y centro de Chile, por lo que con la publicación debla segunda parte de este informe, hoy está disponible la información respecto a la exposición de los campamentos a amenazas de origen natural para todo el territorio nacional.
A juicio de Campos, uno de los elementos más interesantes del informe de Techo Chile, es que considera fuentes que van más allá de la información sobre riesgos que poseen los instrumentos de planificación territorial.
La socióloga explica que al momento de detallar amenazas, los instrumentos de planificación territorial suelen ser acotados. En cambio, este caso, y de forma inédita, Techo Chile tomó en cuenta la percepción del riesgo de los habitantes.
“De alguna forma, hay una contraposición entre la identificación de eventos que han generado disrupción en la vida de los campamentos, ya que las personas responden de manera distinta a las preguntas: ¿Usted siente que vive en una zona de riesgo? o ¿siente que vive en riesgo?”.
Según el documento, un 37,9% de los habitantes de campamentos considera que vive en una zona de riesgo, mientras que un 62,1% considera que no está expuesto a amenazas. No obstante, Campos explica que las personas vinculan el concepto de riesgo a los planes de erradicación o solución habitacional y no al hecho de estar viviendo constantemente en exposición al riesgo de desastre.
El informe también identifica la presencia de redes internas y externas en estos asentamientos, como las ONG´s y el Municipio, ambas “importantes en cuanto a la protección que pueden ejercer en temas de prevención” dice Campos. Lo anterior incide en la activación de alertas tempranas, pero también los procesos de respuesta a un evento como un incendio domiciliario, por ejemplo.
“Uno de los aspectos más relevantes es que la mayoría de los campamentos tienen una organización social interna”, destaca la investigadora CIGIDEN.
¿Cómo viven las personas en un campamento?
“Antes de los informes del Techo Chile, no existía el detalle en torno a la relación e impacto de las amenazas naturales o antrópicas y los campamentos, por lo que este informe propone cruzar la información existente, con otras fuentes de información, que nis permitan identificar una gama más amplia de las amenazas en estos asentamientos”.
En efecto, el documento también busca visibilizar la distribución social de los campamentos y en este sentido, releva la importancia de identificar a quienes componen las familias, es decir; niñas, niños, jóvenes, adultos mayores, migrantes y/o personas pertenecientes a pueblos indígenas.
“Estas son dimensiones importantes a considerar para la elaboración de planes de Gestión del Riesgo de Desastres en los campamentos, ya que si no los consideramos, podemos hacerlos más susceptibles de sufrir un mayor impacto”, recalca Campos.
El informe de TECHO-Chile concluye que es necesario implementar políticas públicas que aborden la vulnerabilidad de los campamentos ante los desastres. Estas políticas deben incluir medidas de prevención, reducción y Gestión del Riesgo de Desastres, así como medidas de atención a las personas afectadas en caso de un desastre.
Algunos recomendaciones son:
- La identificación de las zonas de riesgo en las que se encuentran los campamentos.
- La mejora de las condiciones de vida en los campamentos, para reducir su vulnerabilidad.
- La capacitación de las personas que viven en campamentos en materia de prevención y gestión del riesgo de desastres.
- El desarrollo de planes de respuesta ante desastres que tengan en cuenta las necesidades específicas de las comunidades que viven en campamentos.