Evidencias demuestran que la forma del vida del hombre prehistorico era más conocedora de la naturaleza, que la visión del típico sobreviviente de las cavernas que se alimentaba solo de megafauna o mastodontes
Un análisis de restos óseos humanos encontrados en un sitio arquólógico al norte de Santiago de Chile, descubrió a un residente costero de la prehistoria. Se trata del «Hombre de Los Vilos», que vivió hace 11.200 años atrás. Su notoriedad a nivel internacional es que es uno de los hombres más antiguos de América conocidos hasta la fecha.
Estudios más detallados permitieron descartar de que se trataba del hombre de las cavernas que se nutría exclusivamente de la mega fauna. El Hombre de Los Vilos comía peces, y posiblemente era un pescador. Además los nuevos estudios presentados en enero de 2015 demuestran que en la costa norte de Chile se desarrollaba una sistemática explotación de los recursos marinos.
Al hallazgo se suma el descubrimiento del asentamiento más antiguo observado en el cono Austral, ubicado en Monteverde, al sur del país cerca de Puerto Montt, que muestra una presencia humana muy conocedora de la naturaleza, de las plantas medicinales y de los tipos de madera. Aquí se está hablanco de hace 15 mil años.
Pero también existió el hombre cazador. En otro lado de Sudamérica se presentaron evidencias del hombre cazando hece 27 mil años, en El Arroyo, cerca de Montevideo en Uruguay.
Un estudio detallado del Hombre de Los Vilos sugirió que parte de los habitantes prehistóricos migraron a Sudamérica por la ruta costera, bajando por la costa de Norteamérica, Centroamérica, Ecuador, Perú, hasta llegar a Chile, y no sólo por el interior como se pensaba, según los arqueólogos Donald Jackson, César Méndez y Eugenio Aspillagade acuerdo a una investigación publicada en el año 2012 en Tandonline en 2012.
“Lo interesante de ese personaje», explicó el Dr. Aspillaga, luego que los arqueólogos hicieran un análisis de los isótopos estables del fósil, «lo que estaba comiendo principalmente en su vida fueron recursos marinos, principalmente lobos marinos”, en declaracionesanteriores a La Gran Época. El Antropólogo de la Facultad de Ciecias Sociales de la Universidad de Chile confirmó que “es el esqueleto más antiguo de nuestro país, y uno de los más antiguos de América, con un fechado directo y no por asociación”.
Su estudio indicó que esto “sugiere una vivienda costera”, en lugar de «rondas estacionales de una explotación esporádica de los recursos litorales, además propuso que “los recursos marinos fueron importantes para la subsistencia”, explicaron los arqueólogos.
“Una ruta costera para el poblamiento inicial de las Américas se ha debatido durante más de 30 años”, dice su documento.
Según el Dr. Aspillaga, al menos un grupo migratorio pudo provenir de unos 18 a 20 mil años atrás, de pescadores que desde la costa del río Amur -en el oriente de Asia- siguieron por las islas Aleutianas, el estrecho de Bering, y luego bajaron por el Pacífico de América, seguiendo por la costa, donde el clima es más benigno que en el interior.
Un nuevo estudio publicado en línea en enero de 2015, evidenció la costumbre de comer pescado, especialmentecorvina, “asociada a los primeros pobladores de la costa norte semiárida de Chile”, que data de finales del Pleistoceno, es decir entre los años 12.916 a 11.043 a.C. Esto reafirma la presencia de conocedores hombres de la pesca desde tiempos milenarios.
“La gran mayoría de las especies identificadas son peces que se pueden capturar con redes en las zonas sub-mareales y intermareales cercanas a la costa. Estos resultados, junto con la evidencia de otros sitios arqueológicos tempranos en el norte de Chile, demuestran la explotación sistemática temprana de especies de peces, particularmente Sciaenidae (corvina). Estos peces constituyen un recurso abundante y confiable, lo que contribuyó de manera significativa a la subsistencia de estos primeros colonos de adaptación marítima, que poblaron la costa del Pacífico de América del Sur”, sostiene el estudio del experto de taxonomía francés Philippe Béarez junto a Donald Jackson, quien es Magíster en Arqueología (2002) de la Universidad de Chile y Arqueólogo (1985) de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México.
Béarez tiene otros estudios en el litoral de Perú sobre la costumbre de pesca en la zona de Sechura.
A su vez Jackson y Aspillaga en su estudio anterior destacaron el hecho que una ruta costera para el poblamiento inicial de las Américas se ha debatido durante más de 30 años.
«A diferencia de otras corrientes migratorias que se habrían desplazado por el interior, en la costa del Pacífico, ciertas poblaciones de cazadores recolectores que se alimentaban fundamentalmente de productos del mar, se desplazaron desde América del Norte hasta el extremo del cono sur, destaca el académico.
Esto contrasta con la visión generalizada de los antropólogos, quienes describen a los habitantes prehistóricos de América del Sur, sólo cazando mastodontes y otra fauna extinta», señaló Aspillaga a La Gran Época.
De hecho -explicó- hoy en día, estudios de ADN mitocondrial de los remanentes de las poblaciones indígenas Kawashkar, Yámana y Selk’nam, quienes habitan las zonas del archipiélago de Magallanes de Chile, el extremo más sureño del continente, indican que las primeras poblaciones de chilenos tienen componentes genéticos que se corresponden a los pueblos asiáticos siberianos del Río Lena y nororientales de Asia alrededor del río Amur.