09 - noviembre - 2024

Campaña de Fake News contra Ley Lafkenche y dirigentes mapuche williche

«Actos de amenazas, ninguneos paternalistas, nos hacen reflexionar sobre un pasado histórico de racismo cuando nos levantamos en defensa de nuestros territorios».


Yohana Coñuecar
Red de Mujeres por la Defensa del Mar
29 de febrero de 2024


Desde su promulgación, la Ley 20.249 que crea los Espacios Costeros Marinos de Pueblos Originarios (Ecmpo), que reconoce el derecho colectivo al uso del mar mediante prácticas que grafican de manera presente nuestra conexión con este, no ha estado exenta de polémicas levantadas por oleadas de desinformación desde diferentes sectores económicos y políticos.

Por estos días, y a propósito del pronunciamiento que la Comisión Regional de Uso de Borde Costero tiene que realizar por dos Ecmpo de la Región de Aysén, la desinformación se ha tornado recurrente, ya no solo en contra de la figura de los Ecmpo, sino también en contra de dirigentas y dirigentes que conducen las solicitudes, poniéndolos en tela de juicio ante los demás usuarios del borde costero. Actos de amenazas, ninguneos paternalistas, nos hacen reflexionar sobre un pasado histórico de racismo en contra cuando nos levantamos en defensa de nuestros territorios, que en algún momento pensamos había quedado en el pasado.

Los Ecmpo tienen un carácter inclusivo, que respeta los derechos ya otorgados, por lo tanto, todos quienes ya son titulares de concesiones marítimas o de acuicultura pueden seguir realizando sus actividades sin ningún inconveniente y no están amenazados, ya que la ley, en su artículo 15, prohíbe impedir el libre tránsito y la libre navegación.

Cuando las comunidades indígenas propician los diálogos para abordar los planes de vida que proponen los Ecmpo, nos encontramos con personas que junto con tratar de imponer su verdad desinformada, invalidan el derecho de los pueblos indígenas a utilizar una herramienta legal que se trabajó desde las mismas comunidades hace ya 15 años y cuyo objetivo es garantizar el derecho consuetudinario y la superficie necesaria para su ejercicio; pero no solos, sino con todos aquellos con los que hemos compartido una historia de experiencias cotidianas.

La invitación es a mirarnos y reconocernos en aquellas historias compartidas que miran al futuro. Las grandes empresas se irán y ¿quiénes quedaremos? Nosotras y nuestra descendencia.

 

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