24 - febrero - 2025

Venezolano George Harris y su cataclismo. Es el momento que los organizadores del festival de Viña respondan.

Durante la actuación de George Harris los chistes estuvieron en las redes sociales, no en el escenario.

Desde su génesis el festival de Viña del Mar tiene una marcado aire de tandeo veraniego.

Todos saben que no es la primera vez que el monstruo pifia a un humorista.

Por eso, el desastre o cataclismo que vivió George Harris anoche en Viña no es culpa del racismo, como dicen o piensan algunos venezolanos.

Desde hace un tiempo se notó que hubo, de parte de los organizadores, un intento de enfrentar a los chilenos con los venezolanos. Ya en el anuncio de su participación en Viña 2025, la presentación del humorista venezolano George Harris abrió controversia política. La organización lo respaldó.

Harris se portó algo conciliador y pidió disculpas.  Aunque es difícil pedir disculpas a un rumor etéreo en las redes sociales. Y comunicacionalmente no basta con decir unas palabras. Los organizadores debieron mostrarlo en hechos o actos visibles organizados con ese objetivo conciliatorio.

Eso no ocurrió. Y a nadie le importó.

La organización, a pesar de las alertas, le echó para adelante, sin resguardos para el artista.

Al contrario, cuando ya se alertaba de un posible desastre de Viña, los organizadores prefirieron apoyar a los venezolanos que temprano llenaron la galería de la Quinta Vergara con banderas venezolanas.

Entonces, Karen Doggenweiler  y Rafael Araneda subieron a la galería y arengaron y soflamaron a los venezolanos.

Todos los que saben de seguridad pública siempre alertan sobre las confrontaciones en lugares cerrados de grandes masas de gente. La historia se remonta a los hooligans ingleses, hinchas de fútbol británico que se comportaban de manera violenta y agresiva. Galerías que se desploman, gente que muere aplastada, etc.

La verdad es que George Harris cometió demasiados errores y su show fue un desastre.

Primer error,  le habló especialmente a su barra venezolana.

Segundo error, su humor nunca llegó al público. No provocó risas. Eran cuentos largos sin humor. Surgieron pifias, como es normal cuando un humorista ralentiza sus historias en Viña.

Aumentaron las pifias.

Los venezolanos de la galería creyeron que su deber era contrarrestar las pifias con aplausos. El efecto fue que no se escuchaba nada. Harris, en esas circunstancias, estaba tempranamente derrotado.

Tercer error, frente a eso, Harris se puso desafiante. La arrogancia, que tanto molesta  en general.

Harris dijo cosas horribles que lo hundieron más.

 “No puedo creer que haya gente que haya comprado la entrada para pifiar”

“levántate una venezolana, marico”.

 “Quizás se dejaron influenciar por los medios amarillistas”.

“Qué lástima que ganen los malos siempre”.

El público quedó sorprendido. Todos los artistas que han pasado por el festival de Viña, ya habían aprendido que esa es la peor estrategia para sobrevivir: insultar la público.

La suerte de Harris en ese momento estaba echada.

Entonces Harris se retiró. Hizo lo correcto.

A otra cosa, mariposa. Nada puede ser tan grave.

Tercer error, algo nunca visto en los festivales del mundo:  los animadores intentaron calmar la situación y convencieron a Harris volver. Nunca sabremos por qué lo hicieron.

¿Fue alguien de la organización del festival?

Cada vez fue peor. Era cringe, vergüenza ajena.

A esas alturas era vergonzoso ver a un humorista tratando de hilar una larga historia fome.

Entonces, Karen Doggenweiler  y Rafael Araneda los animadores retaron al humoristas frente a millones de gente que miraba el desastre.

«No te pelees con el público»

«No te pelees con los chilenos por que nosotros siempre ganamos.»

Allí Karen Doggenweiler  y Rafael Araneda se portaron como verdaderos torturadores.

Todo fue bizarro.

Fue lo peor de lo peor. Nunca visto en Viña.

Demasiados errores.

Finalmente, los venezolanos de la galería se comenzaron a retirar de la Quinta, quejándose de racismo, de mala educación. Todavía tenían ganas de dar la pelea.

En las afueras se reportaron incidentes menores, felizmente.

Pero pudo haber sido peor.

Hoy se querrá ver como un mero asunto de farándula. Pero el hecho tiene incidencias serias que podrían haber alterado la tranquilidad de un festival de música.

Qué los organizadores respondan.

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